jueves, 22 de octubre de 2009
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A veces, por supuesto, usted sonrie, y no importa lo linda o lo fea, lo vieja o lo joven, lo mucho o lo poco, que usted realmente sea.
Sonríe, cual si fuese una revelación y su sonrisa anula todas las anteriores, caducan al instante, sus rostros como máscaras, sus ojos duros, frágiles, como espejos en óvalo, su boca de morder, su mentón de capricho, sus pómulos fragantes, sus parpados, su miedo.
Sonríe y usted nace, asume el mundo, mira, sin mirar, indefensa, desnuda, transparente.
Y a lo mejor, si la sonrisa viene de muy, de muy adentro, usted puede llorar, sencillamente, sin desgarrarse, sin desesperarse, sin convocar la muerte, ni sentirse vacía, llorar, solo llorar.
Entonces su sonrisa, si existe todavía, se vuelve un arcoiris ♥